TOLEDO
Eliminar los azudes del Tajo para tener una visión real del río
Su eliminación o permanencia genera debate por su valor ecológico y artístico.
El caudal habitual del río Tajo a su paso por Toledo es tan solo una ilusión. Los azudes, barreras que facilitan el desvío de parte del caudal, crean un efecto de "piscina", algo completamente "artificial" y que no favorece el desplazamiento natural del agua.
"Era una sucesión de agua embalsada que daba un aspecto artificial al río Tajo", explica Raúl Urquiaga, investigador de la Cátedra del Tajo. El aspecto que presenta el río Tajo, por tanto, es completamente artificial.
La mayoría de los azudes del Tajo han perdido su utilidad
La eliminación de los azudes permitiría, según los investigadores, mejorar la calidad de la masa de agua y restaurar el la dinámica fluvial del río. Según indica Urquiaga, la modificación del caudal mediante las barreras artificiales ha favorecido "situaciones de eutrofización del agua y presencia de especies exóticas invasoras".
No existe un consenso sobre la permanencia de los azudes en el Tajo. La Cátedra del río analiza su eliminación: "La legislación dice que, si están en esa situación (de desuso), pues deben de retirarse y favorecer esos procesos ecológicos". En el Tajo, la mayoría de azudes han perdido su utilidad, algo que se ha hecho aún más patente tras romperse el de Santa Ana.
Sin embargo, la decisión de eliminarlos genera debate, especialmente por el valor "artístico e histórico" de los azudes. Acabar con ellos supondría la modificación completa del caudal que el río ha presentado hasta el momento, dando una imagen completamente nueva a la que se conoce de Toledo.