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Jóvenes marcadas por el primer amor: la violencia machista a los 15 años

Gabriela y Gloria, sufrieron episodios de celos y control en su primera relación de pareja, un episodio de violencia que ha marcado sus vidas

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Jóvenes marcadas por el primer amor: la violencia machista a los 15 años

María Isabel Santos Álvarez
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Desconfianza, celos, dependencia emocional, comentarios acerca de su vestimenta, de su aspecto, control de las redes sociales, posesividad, discusiones sin fundamento, amenazas, empujones, forcejeos, en definitiva, violencia machista. Así fue el primer amor de Gabriela y Gloria, dos chicas que con 15 años vivieron su primer amor y también la peor cara de una relación: la que abusa y ejerce la violencia contra las mujeres. 

Es la realidad que viven más jóvenes de las que creemos en sus primeras relaciones de pareja y algunas de ellas, a muy temprana edad. Lejos de disminuir esa violencia machista entre jóvenes, con el paso de los años ha aumentado. El 87% de los jóvenes dicen haber visto u oído alguna situación de violencia de control, violencia física, psicológica o sexual, según los datos del del Barómetro, FAD Juventud en colaboración con el Ministerio de Igualdad. 

El testimonio de Gabriela y Gloria

Gabriela conoció siendo pequeña al que años después sería su agresor. Era un chico cercano a su entorno y de una familia que todos catalogarían como “normal”. No fue hasta los 15 años cuando comenzó una relación sentimental con él. Como suele pasar en las relaciones de maltrato, al principio todo iba bien hasta que comenzaron a volverse rutina los episodios de celos y control en la pareja.

Gloria conoció con también a los 15 al chico que la marcaría para los siguientes cinco, e incluso para el resto de su vida. Desde el primer año de relación hasta el último, Gloria sufrió episodios violentos, aunque estos se sucedieron de “forma progresiva” como le ocurrió a Gabriela.

“Cuando veía una noticia de un asesinato machista, en vez de pensar, tengo que salir de aquí, pensaba, esto es lo que me puede pasar si yo no hago las cosas como él quiere”Gloria

Como ellas, miles de jóvenes en España sufren violencia machista en su juventud. La fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) atendió a 20.515 niñas/os y adolescentes víctimas de violencia contra las mujeres entre 2018 y 2022. Así lo reflejan en su estudio sobre la Evolución de la Violencia contra las Mujeres en la infancia y Adolescencia.

En tan solo cuatro años, detectaron que la violencia machista entre jóvenes se disparó un 87,2% con respecto a años anteriores.

La edad media de las chicas que sufren este tipo de violencia ronda los 16 años. Gabriela y Gloria coinciden en el peligro de las relaciones sentimentales a edades tempranas. Creen que estas etapas son fundamentales en el desarrollo de la personalidad y puedes mostrarte más vulnerable frente a ciertos abusos y ser manipulada con mayor facilidad. 

“Envidio a las chicas que tienen sus primeras relaciones siendo mayores, porque saben lo que quieren”Gabriela

Hay muchas jóvenes que no son conscientes de estar viviendo esta situación, es más, casi la mitad de ellas (47,1%) no reconocen ser víctimas de violencia machista, como le pasó a Gabriela.

Sin embargo, Gloria sí reconocía que las situaciones por las que estaba pasando con su pareja podían ser catalogadas como violencia machista. Era consciente de lo que sucedía aunque no se lo contaba a su entorno. La razón: no le gustaba sufrir el papel de víctima ni que el resto de personas la observaran y cuestionaran con esa mirada.

“No quería ser una víctima, que la gente me viera como una persona débil”Gloria

Todo el mundo le asignaba ese papel, algo que, nos confiesa, le horrorizaba. La gente hablaba a sus espaldas, algo que le causaba dolor. La sensación de ser vista como una víctima, la empujó a no buscar ayuda.

Al igual que ella, el 69% de las adolescentes que han sufrido violencia machista, no han buscado la ayuda de un psicólogo.

Gloria “no quería que nadie se enterase de lo que estaba viviendo”. En estos casos la vergüenza siempre está presente y una vez más, el hecho de que la gente supiera que ella “consentía” esos comportamientos machistas, le hacía sentirse avergonzada.

“Muchas veces me arrepentía de contárselo a mis amigas”Gloria

En cambio, Gabriela forma parte de ese 11% de las jóvenes víctimas de violencia machista que sí decide acudir al psicólogo o tiene la posibilidad de hacerlo. La primera vez que ella se reconoció como víctima fue gracias a su visita al psicólogo. Allí reconoció los comportamientos que había vivido durante su relación y les pusieron nombre: había sufrido violencia psicológica.

Episodios borrados

¿Y qué pasa después de dejar atrás la violencia de género? Se enfrentan al dilema de borrar esos recuerdos o mantenerlos para no volver a sufrirlos. Gabriela y Gloria confiesan que han borrado de forma inconsciente recuerdos de episodios violentos. Quizá se trata de un mecanismo de defensa para poder superar episodios traumáticos. Para la primera, algunos de esos comportamientos durante años se han perdido en el olvido.

“Hay comportamientos de los que no me acuerdo, estuve olvidándolo durante muchos años” Gabriela

En el caso de Gloria, ella trata de recordarlos e intenta hacer el esfuerzo de acordarse. Sin embargo, no siempre es fácil porque su mente los ha ido eliminando para evitar el sufrimiento. “Tengo una lista en el móvil con recuerdos que no debo olvidar. Además, hablando con mis amigas, ellas me han recordado cosas que pasaron de las que yo no me acordaba”.

La influencia de las tecnologías en la violencia machista

En el 82% de los casos de violencia machista adolescente, la tecnología ha jugado un papel importante. Los agresores ejercen violencia sobre sus parejas utilizando las redes sociales como un arma de chantaje y amenazas. 

“Si no le contestaba en tres minutos, ya se enfadaba” Gloria

Gloria tenía que estar pegada al móvil las veinticuatro horas del día. Daba igual el momento. Si se encontraba con amigas, con familia, en clase. Su pareja llegó a establecer el tiempo máximo que tenía para contestar a sus mensajes: tres minutos.

También controlaba sus redes sociales. Si algún chico le daba ‘me gusta’ a una historia de Instagram, ella tenía que avisar a su pareja y este, seguidamente la obligaba a bloquear de sus redes sociales a ese chico. “Me revisaba los seguidores, me pedía que le enviase mis conversaciones privadas”.

“Cambié las contraseñas de mis redes sociales pero él había vinculado su correo electrónico para que le llegara un mensaje si yo cambiaba el código”Gloria

Otro de los peligros de las tecnologías y de las redes sociales es la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento. Fotos de carácter sexual y que son enviadas a otra persona. Los agresores utilizan esto como una forma de extorsión frente a su pareja. Les piden fotos para que luego ellos puedan amenazar con su difusión. Además, en muchas ocasiones, las chicas se ven obligadas a enviar este tipo de imágenes y no lo hacen por placer ni por gusto.

“Nos mandábamos muchas fotos y vídeos. Él me las pedía pero a mí no me gustaba, no me resultaba placentero”Gabriela

Chantajes y manipulación

Los chantajes marcaron la relación de Gloria. Eran sutiles y los sufría a diario. La peculiaridad es que eran chantajes del tipo:

  •  Si hablas con esa persona, te vas a enterar.
  • Si sales con tus amigas, te vas a arrepentir toda tu vida.
  • Si me dejas, no sabes lo que te voy a hacer.

Gloria no sabía cuál era la consecuencia de todo estos actos pero el miedo que le generaba la incertidumbre de no saber si le iba a hacer daño a ella o a su familia, le hacía aferrarse a la relación.

“El miedo estaba por encima de mi dignidad”Gloria

Durante el tiempo que duró su relación, Gabriela se distanció por completo de sus amigas y de su madre, quien después sería la persona que le ayudaría a salir de esa relación de maltrato. El agresor la manipulaba haciendo ver que estaba sola, que él era la única persona que tenía. “Empecé a coger manía a mi madre, pensaba que mi ella me ponía en contra de mi novio porque lo odiaba”. Lo mismo sucedía con sus amigas y poco a poco empezó a distanciarse de ellas.

“Mis amigas no le soportaban pero yo pensaba que ellas tenían envidia”Gabriela

En este tipo de relaciones, los maltratadores intenta aislar a la mujer de su entorno, como le pasó a Gabriela. De esta forma la víctima siente que solo lo tiene a él y además este se lo recuerda constantemente. “Si ella ve que no está sola, se va a sentir con la fuerza de dejar esa situación algún día”, Gloria.

A día de hoy y años después, ninguna de las dos mantiene una relación estable, en parte por la experiencia vivida.  

Un episodio tras el cual Gloria tiene claro cómo actuaría si alguien cercano pasa por una situación similar a la suya. "Si la víctima ve que no está sola, se va a sentir con la fuerza de dejar esa situación algún día". Por eso, aconseja: si  conoces a una joven que sufre violencia machista, "jamás la dejes sola". 

El 016 atiende a todas las víctimas de violencia machista las 24 horas del día y en 52 idiomas diferentes. En una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062) y en Castilla-La Mancha al 900 100 114.

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