CULTURA
Beber agua del botijo en la Catedral de Toledo, más que una tradición
En el claustro hay una treintena de botijos aunque hay quien prefiere llevarse su botella para rellenarla con el agua de la Virgen del Sagrario
Es una de las citas del año para muchos toledanos. El día 15 de agosto hay que beber agua de los botijos en el claustro de la Catedral de Toledo. Se puede hacer con las primeras luces del día porque alrededor de las siete de la mañana ya están los botijos preparados en este lugar privilegiado. Pero el momento de más trasiego es alrededor de las once cuando se celebra la misa en honor a la patrona de Toledo.
El día de la Virgen del Sagrario se sacan las mesas y botijos repletos de agua del aljibe del templo. Un agua fresca, cristalina, y milagrosa, según dice la leyenda.
Se hace igual que aquella primera vez en la que se ofrecieron jarras de agua a los vecinos de pueblos de alrededor de Toledo que acudieron un día muy caluroso a ver a la Virgen Morena tras unas obras en su capilla.
Para los fieles este día es mucho más que un rito o una tradición, forma parte del patrimonio cultural local y regional porque se repite cada año desde el siglo XVII si una pandemia no nos lo impide.
La leyenda cuenta que la imagen de la Virgen del Sagrario, durante la reconquista de la ciudad por Alfonso VI en el 1085, fue rescatada del pozo del claustro donde permanecía escondida para protegerla de la invasión musulmana.