Priego se moviliza contra la instalación de otra macrogranja porcina
El municipio conquense se ha movilizado para mostrar su rechazo a la instalación de una macrogranja que consideran que produce más efectos negativos que positivos. En una manifestación los vecinos de Priego y de municipios colindantes han querido advertir que se van a generar unos puestos de trabajo muy limitados que por lo contrario podrían terminar con los que se han generado con el turismo rural.
Junto con el respaldo de la plataforma Stop Macrogranjas piden que se retiren estas explotaciones, una de ellas alberga a 2.000 cabezas de cerdo y podrían aumentar hasta unas 14.000 si se construye la otra instalación que ya está aprobada. En 10 días la plataforma ha registrado 200 alegaciones contra su construcción.
Esta granjas porcinas se dedican al engorde de miles y miles de cabezas de cerdo. La normativa que da luz verde a la instalación de esta explotaciones ganaderas tienen una serie de requisitos, como la distancia obligada del municipio que alberga la granja, como mínimo un kilómetro. Entre otros de los puntos que se han de cumplir este tener una balsa para purines con suficiente capacidad e impermeabilizada, así como limitar las emisiones de nitrógeno y fósforo por hectárea y año.
Pero los vecinos además del aspecto legal están convencidos que las granjas "van a contaminar su entorno con el depósito de purines, que se pueden infiltrar en acuíferos y malos olores". Respecto al empleo, insisten en que estas granjas están muy automatizadas, lo que implica que pese que haya capacidad para 7.000 cerdos, se puede gestionar con 2 empleados.
Aun así creen que han aumentado la cifra de solicitudes por las ayudas que sostienen que ofrece el gobierno regional junto con las subvenciones. Un 65% de la inversión de un máximo de 100.000 euros por puesto de trabajo, a lo que se sumarían 27.000 euros más si se incorpora un joven agricultor.
Escuchadas las protestas, la Junta se ha propuesto aumentar hasta dos kilómetros la distancia desde las granjas a los pueblos. Mientras los vecinos no se cansan de alzar la voz porque no quieren que una granja de cerdos pueda contaminar su entorno.
