Camino 7: Entre garnachas y monastrelles

Si hay una estación en el año donde el viñedo adquiere una de sus mejores tonalidades, ese es, sin duda, el otoño. Si a esta época le añadimos la cepa aliada del color otoñal, entonces, nos encontramos ante un gran espectáculo visual, sobre todo si ese viña está formada por la garnacha tintorera, de las pocas uvas tintas cuya pulpa no es blanca, sino del color del vino, tanto es así que a mayor color, más calidad, más precio. Y si hay una tierra donde la tintorera reina en toda su plenitud, no puede ser otra que la Denominación de Origen Almansa, uno de los mayores majuelos de esta uva.

Además de visitar un par de bodegas de esta DO, una cooperativa y una explotación familiar, nos detuvimos en el restaurante Maralba para felicitar a su sumiller, Cristina Díaz, por haber recibido el premio Nacional de Gastronomía a la Mejor Sumiller de España. Ahora sabemos, que además de este galardón, también ha recibido otros dos reconocimientos más, entre ellos, premio a la Mejor Sumiller del Salón del Gourmet, que en su pasada edición también lo recibimos VARIOTINTO en su apartado al Mejor Medio de Comunicación de España.

Un camino, estrictamente albaceteño, donde descubrimos un restaurante que basa su carta en infinidad e interesantes trampantojos. Cuando crees que vas a conocer un pincho de tortilla de patata con alioli, resulta que se trata de un tarta de queso con nata montada, o unas lentejas con chorizo, cuando en realidad es una crema de chocolate con un falso embutido. Y así desde los entrantes, a las carnes, pasando por los postres. Todo un alarde imaginativo, que convierte a esta cocina en una experiencia divertida que no deja indiferente a nadie.

Abandonamos Almansa en busca del vecino viñedo de Montealegre del Castillo, pero en esta ocasión cambiamos la garnacha por la uva más mediterránea que existe y que tiene a la DO Jumilla como su territorio preferido; hablamos, cómo no, de la elegante monastrell.