Camino 1: el Tajo y los viñedos alcarreños

Este primer camino por tierra de la Alcarria guadalajareña nos conduce a una localidad que tiene en su ADN cultural el sonido del agua y el silencio subterráneo de la crianza de sus vinos de pitarra. En Horche, el pueblo del agua y del vino, conocen la importancia de esta unión, de ahí la creación de una ruta por sus ancestrales e históricas fuentes.

Ruta que hacemos extensible a las numerosas cuevas-bodegas existentes en la localidad. Aquí, la historia popular, el arraigo generacional al cultivo de la vid y a crianza del vino se vive en cada casa. Rara es la familia que no cuenta con un espacio para que el vino duerma apaciblemente a la espera de ser saboreado. Tanto es así, que anualmente celebran un Concurso de Catas de Vinos donde la participación popular es determinante: CULTURA DEL VINO.

Vino del que nos habla el chef del Molino de Alcuneza, un restaurante con una estrella Michelin y un Sol Repsol. Nuestra presencia en Sigüenza viene avalada por dos razones: la primera, y la más importante, poner en valor la Hoz y del Río Dulce, y un segundo objetivo, y no menos importante, rendir homenaje al naturalista Félix Rodríguez de la Fuente y su relación con este espectacular paisaje. Y lo hacemos de la mano de su biógrafo Miguel Pou, gran conocedor del creador de “El hombre y la tierra”.

Camino que nos lleva hasta el observatorio astronómico de Yebes. Allí, nos muestran el universo desconocido y cómo desde este espacio alcarreño se “espía” lo que pasa en el universo. Sabiduría de la que presumían también la Orden de los Jerónimos, una congregación monacal con fuerte presencia en el Monasterio de Lupiana y que, actualmente, se encuentra al borde de la desaparición, aunque los muros de este espacio de meditación todavía se mantienen en pie.