INTELIGENCIA ARTIFICAL
La Unión Europea pacta la primera ley de inteligencia artificial del mundo
Las negociaciones han llevado 36 horas y se han centrado en tres aspectos clave de la normativa
La Unión Europea ha pactado la primera ley de inteligencia artificial (IA). Con la creación de esta normativa, la Unión Europea establece un marco legal que limita el uso de esta tecnología en función del riesgo que suponga para las personas. Un acuerdo pionero en el mundo y que ha llevado unas 36 horas de negociaciones para convertirse en un hecho.
El acuerdo, por el momento provisional, tendrá que ser ratificado por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea.
Está previsto que la ley entre en vigor en 2026 y se dividirá en varias fases. En primer lugar, y de forma inmediata, se creará una Oficina Europea de Inteligencia Artificial, con el fin de coordinar el uso de la tecnología entre autoridades nacionales.
Se divide en varias fases
La prohibición de los sistemas limitados de inteligencia artificial llegará a los seis meses y, a los 12 meses, se establecerán los requisitos obligatorios para los sistemas y modelos de inteligencia artificial generativa.
El rango de las multas previstas por el reglamento va desde los 7,5 millones de euros, o el 1,5% del volumen global de negocio de las empresas, hasta los 35 millones de euros, o el 7% del volumen global de negocios.
La Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, presente en las negociaciones, ha celebrado a través de sus redes sociales la consecución del pacto: "Lo hemos conseguido. Hemos llegado a un acuerdo".
También José Luis Escrivá, ministro de Transformación Digital del Gobierno, ha celebrado que las negociaciones hayan terminado en acuerdo y ha felicitado a Artigas por "este gran éxito": "Tras muchas horas de negociaciones, por fin hay acuerdo para desarrollar la ley europea de Inteligencia Artificial, situando a la EU a la vanguardia".
Aspectos del reglamento
El reglamento se ha centrado en tres aspectos generales: el uso de la tecnología en la vigilancia en tiempo real, los sistemas prohibidos y la inteligencia artificial generativa.
Vigilancia en tiempo real
Uno de los puntos más sensibles de las negociaciones es el que se refiere al uso de la inteligencia artificial por parte de las fuerzas del orden. Las cámaras de identificación biométrica se podrán utilizar en espacios públicos para garantizar la seguridad nacional con previa autorización judicial. Los casos en los que podrá hacerse este uso son:
- Para prevenir una amenaza terrorista "genuina y previsible" o "genuina y presente".
- Para localizar o identificar a una persona que haya cometido delitos de terrorismo, tráfico de personas, explotación sexual o crímenes medioambientales. También para buscar a posibles víctimas de esos delitos.
Sistemas prohibidos
La UE prohibirá todos los sistemas de categorización biométrica por creencias políticas, religiosas, filosóficas o por raza y orientación sexual. También se han prohibido los sistemas que puntúan a las personas por su comportamiento o características personales y aquellos capaces de manipular el comportamiento humano.
Las prohibiciones se extienden a los sistemas destinados a expandir o crear bases de datos faciales captando datos de manera indiscriminada a través de internet o grabaciones audiovisuales. Tampoco podrán usarse los sistemas capaces de reconocer emociones en centros de trabajo o escuelas.
Inteligencia Artificial generativa
En este aspecto, se ha establecido que los sistemas de inteligencia artificial generativa, como son el caso de ChatGPT, de OpenAI o Bard, de Google, tendrán que cumplir con unos criterios de transparencia. Así, será necesario especificar cuando una obra, del carácter que sea, se ha generado a través de inteligencia artificial y respetar los derechos de autor.
El reglamento ha establecido una serie de criterios para detectar los modelos que pueden generar un alto riesgo en función del contexto en el que se usen y obliga a sus desarrolladores a cumplir unas salvaguardas más estrictas antes de sacarlos al mercado.
Las negociaciones han sido complicadas. Regular los usos de la inteligencia artificial, salvaguardando derechos fundamentales, es una tarea complicada. Con la llegada de esta norma, la Unión Europea regula una tecnología con grandes posibilidades, pero que, por su potencial, genera muchas dudas y preguntas sobre su uso.