La tormenta continúa: el precio del petróleo mantiene su caída
Desplome por segundo día consecutivo del precio del petróleo, que en el caso del Texas -el crudo del referencia en EEUU- para entrega en junio supera el 40 % y se encuentra en el entorno de los 10 dólares por barril.
El Texas para entrega en mayo cerró ayer con un desplome histórico y por primera vez desde que hay estadísticas entró en valores negativos, hasta los -37,63 dólares, es decir, los inversores pagaban cerca de 40 dólares para deshacerse de su crudo.
Por su parte, el barril de crudo Brent –el de referencia en Europa- baja más de un 23 % y se sitúa en el entorno de los 19 dólares el barril.
Un dato que activa las alarmas en el sector ante la posibilidad de que el crudo de Europa y Oriente Medio se contagie del problema que afecta al estadounidense. Por el momento, no se sabe exactamente cuándo va a recuperarse la demanda de petróleo, luego, aunque se haya acordado en la OPEP+ reducir drásticamente la producción, las dudas persisten a corto plazo. A esto hay que unir la falta de espacio físico para almacenar la cantidad de excedentes de producción a día de hoy.
Las bolsas, afectadas
La bolsa española ha bajado este martes el 2,88 % y se ha acercado al nivel de los 6.600 puntos afectada por el retroceso de los mercados internacionales ante la brusca caída de los precios del petróleo.
El índice de referencia del parqué nacional, el IBEX 35, ha bajado 196,6 puntos, el 2,88 %, su mayor caída en casi una semana, hasta 6.634,9 puntos, mínimo de la sesión. En el año acumula unas pérdidas del 30,52 %.
En el resto de Europa, con el euro a 1,086 dólares, Fráncfort ha caído el 3,99 %; París, el 3,77 %; Milán, el 3,59 %; y Londres, el 2,96 %.
La volatilidad del crudo, ¿puede acelerar la transición energética?
"Hay muchos elementos que apuntan que la transición energética puede ser quizá frenada en el corto plazo (por la pandemia del Covid-19), pero en el medio y largo plazo va a seguir", gracias en parte a regulaciones ambientales estrictas, ha asegurado el investigador del Real Instituto Elcano y profesor de la UNED, Gonzalo Escribano.
Escribano ha explicado en una entrevista con EFE que la caída de la producción y los precios del petróleo no necesariamente conllevan una aceleración en la lucha contra el cambio climático y ni acercarnos a la transición energética porque no supone "una relación unívoca".
"Hay elementos que van a favor y en contra", sostiene el experto y explica que mucha gente puede plantearse que ante la bajada de los precios de los combustibles fósiles, no hay urgencia por cambiar a vehículos menos contaminantes -eléctricos o híbridos- u optar por la instalación de energías renovables en los hogares.
Pero esos son "argumentos a corto plazo", señala, porque "existen regulaciones ambientales muy estrictas", que, por ejemplo, en España no permitirán la entrada de vehículos diésel en el centro de Madrid o las que impedirán que a partir de 2040 se puede adquirir un vehículo de esas características.
"No solo es el vector del precio, que sin duda puede retrasarlo, sino también de las políticas y la regulación", según el director del Programa Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano.
Las renovables estaban en "caída libre desde hace muchos años, y ahora las subastas de esta energía en América Latina y España las están ganando la eólica y solar para la construcción de plantas porque son más baratas".
"Puede caer mucho el petróleo y el gas, pero las renovables no corren peligro por los precios", dice, porque "solo se necesita mantenimiento". Mientras que con el petróleo "no se sabe cuál va a ser el precio en unos meses o años" y conlleva "muchos más riesgos".
Así, por una parte, "hay quienes plantean que en este momento se necesitan estímulos económicos para salir de la crisis para acelerar la transición energética" y, por otra, quienes sostienen que con el Pacto Verde Europeo puede "fomentar la transición energética y la lucha contra el cambio climático".
A corto y medio plazo "se pueden mantener y persistir unos ciertos cambios en las formas de vida", dependiendo también de cómo evolucione la crisis sanitaria, puede que la gente opte por el teletrabajo y las empresas se den cuenta que los trabajadores no tienen que estar presencialmente todos los días.
Gracias a estos cambios y a la puesta en marcha de "políticas públicas para evitar que volvamos a una normalidad periniciosa, se limitaría mucho las emisiones".
En España va a costar, porque desgraciadamente hay "una politización muy fuerte de todo", y aunque la energía, el cambio climático y la transición energética no es una injerencia, "es más político que real".
En España "no hay negacionismo del cambio climático y la gente, tanto de izquierda como de derecha, está de acuerdo en que hay que adoptar medida al respecto, porque es un tema transversal".
Sin embargo, la clase política "politiza el cambio climático o la transición energética" para entrar en el debate.
EFE/CMM