Una semana, un museo: Museo de Albacete
En Radio Castilla-La Mancha dedicamos estas semanas a los museos de la región. Cada semana nos centramos en un museo distinto y ésta le toca al Museo de Albacete. Nos lo presenta su directora, Blanca Gamo.
El edificio que alberga al Museo de Albacete fue proyectado por el arquitecto Antonio Escario Martínez, en 1968. Su ubicación, dentro del parque Abelardo Sánchez, con árboles de gran porte, influyó en el diseño del edificio. Es un ejemplo de arquitectura orgánica, en el que interior y exterior dialogan y en cierta manera se funden con la vegetación, de forma que esta está muy presente en la arquitectura.
Gamo nos explica que los amplios espacios, abiertos a diferentes alturas, permiten al visitante elegir su propio recorrido. El edificio también tiene muy en cuenta todos los usos que un museo moderno necesita, tanto para los bienes que custodia y exhibe, como para la sociedad a la que está destinado.
En el museo se desarrollan habitualmente una amplia gama de actividades, que van desde conciertos a conferencias o talleres didácticos, a atención a investigadores.
Cultura ibérica
Dentro de las exposiciones del Museo de Albacete podemos encontrar numerosas esculturas ibéricas, pues esta cultura fue muy esplendorosa en tierras albaceteñas. "Un jinete a caballo, de gran porte, peinado al modo griego, con un ancho cinturón metálico que muestra su alto rango social, acompaña y vigila al resto de esculturas", explica Leopoldo Gómez, responsable del departamento didáctico del Museo de Albacete.
También podemos encontrar objetos de lujo como cerámicas griegas pintas, joyas y cajas de marfil que acompañaron a los difuntos en su último viaje. Gómez nos cuenta que "podemos acercarnos a su pensamiento y religión a través de los exvotos, en forma de figuras humanas en piedra, de los recipientes para quemar hierbas aromáticas en los espacios sagrados o de las escenas pintadas en las vasijas cerámicas".
Desde el Paleolítico inferior hasta los tiempos más recientes
En el Museo de Albacete se conservan colecciones arqueológicas de todos los periodos de la humanidad, desde el Paleolítico inferior hasta los tiempos más recientes. En sus salas encontrarás !un auténtico legado de obras singulares de todos los tiempos".
Leopoldo recomienda no perderse el conjunto de cinco muñecas de hueso y ámbar que, una vez, fueron propiedad de una niña romana. Tampoco el candil de bronce realizado en los talleres del califa de Córdoba, cuyo autor, con el orgullo de la obra espléndida, dejó firmado la Cruz Protectora con la que la ciudad de Albacete acogía o despedía a los caminantes a finales de la Edad Media. Otra apuesta segura son las granadas de mano de vidrio, restos del arsenal de chinchilla ocultado a los soldados de Napoleón en la guerra de Independencia. En resumen, "testigos de la Historia, estas piezas nos cuentan lo que pasó".
Benjamín Palencia
El Museo de Albacete alberga una generosa muestra de la obra pictórica de Benjamín Palencia, "el pintor que nació en Barrax y que se hizo internacional, amigo de La Vanguardia, revolucionario en su arte y notario fiel de los paisajes del campo", nos explica Pascual Clemente López, técnico de museos del Museo de Albacete.
"Pueden pasear por la estación del Norte de Madrid con una técnica y colorido muy próximo al impresionismo. Viajar al bullicio de una feria de ganado o transitar por una era en el cálido verano. También contemplar el retrato del escultor Alberto Sánchez, con quien fundó la Escuela de Vallecas. O el plato con sardinas y el frutero con naranjas en el bodegón cubista. Una celestina con aires de maja vieja. Niños en Vallecas y niñas Flores. Todos estos y muchos más son los mundos que ofrece la pintura de Benjamín Palencia. Abran los ojos y sientan", invita el técnico de museos.
La Dolorosa, del escultor Francisco Salzillo
Además de contar con una importante colección de Arte Contemporáneo, el museo también tiene obras de arte de tiempos anteriores. Entre ellas sobresale una magnífica Dolorosa obra del gran escultor Francisco Salzillo, "el máximo exponente del Barroco murciano", explica Pascual y añade: "Como parte de la provincia de Albacete pertenecía a la Diócesis de Cartagena, siempre hubo grandes relaciones artísticas con el Reino de Murcia".
La pieza es una obra de urna que es como se conoce a estos bustos y refleja la maestría de su autor, tanto en la expresión trágica del rostro de María como en los detalles de peinado y disposición de las telas. Se trata de un género de obras pensado para estimular la piedad privada. Su lugar fueron las alcobas o los oratorios de familias pudientes. Y como entonces, la escultura espera en su peana dorada a los que se le acercan.