PROTESTAS AGRICULTORES

El aspecto global de las protestas en el campo: la Agenda 2030 y los aranceles

Claves de un programa de Naciones Unidas que algunos agricultores consideran que les perjudica, como la polémica cuestión de terceros países.

Tractores en Toledo capital, donde han llegado de distintos puntos de la provincia, causan retenciones de tráfico este viernes, cuarto día consecutivo de protesta de los agricultores. Ismael HerreroEFE

Redacción CMM
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Entre los motivos de las protestas de los agricultores y ganaderos se encuentra la Agenda 2030, el proyecto de Naciones Unidas para lograr un desarrollo sostenible en las próximas décadas.

La pregunta es: ¿por qué consideran que les perjudica? Estas son las claves.

La Agenda 2030 es un acuerdo al que llegaron 193 países en el marco de la ONU en 2015. Sus objetivos son acabar con el hambre y la desigualdad en el mundo y también salvar al planeta del cambio climático y apostar por un desarrollo sostenible y el multilateralismo. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, defendió en la propia ONU el proyecto. Son objetivos en los que todo el mundo está de acuerdo. ¿Por qué lo critican los agricultores? Lo que ellos dicen es que las medidas medioambientales se están tomando demasiado rápido, y sólo aquí en Europa

De ahí, efectos indirectos como lo del barbecho, los pesticidas o una mayor burocracia. Lo han llamado la soga verde. Esto encarece los costes respecto a terceros países y ellos ponen el ejemplo de Marruecos

Mayor control arancelario

Otra de las reivindicaciones tiene que ver con la importación de productos de terceros países. Hablan de competencia desleal y exigen un mayor control en las aduanas.

Los agricultores se quejan de que en productos clave para el campo de nuestro país no se cumplen los cupos que se acuerdan con Europa.

El principal problema para el sector en nuestra tierra son las exportaciones de terceros países. Los agricultores exigen control total con todo lo que entra por las aduanas porque hay competencia desleal. Han detectado que no se cumplen los cupos que se acuerdan con Europa.

Y eso sobre todo en nuestra región está pasando con el ajo. Porque, dicen, entra más del cupo acordado con Europa. Sostienen que hay prácticas fraudulentas por intentar meter más ajo de China o saltarse las aduanas. Y eso traduce en que bajan bastante los precios. Lo que perjudica al sector que, si produce caro, no puede vender barato, porque se arruinan.

Así pues, exigen más control de lo que entra porque no se puede hacer nada si no tienen las mismas armas que los demás. Además, hay que cuidar, proteger y defender la calidad de los productos autóctonos.

La balanza, con el paso de los años, ha ido cambiando en Europa. Y, ahora mismo, la mitad de los alimentos importados vienen de tres países: Marruecos, China y Brasil: suponen el 37% del total. 

La Federación de Productores de Frutas y Hortalizas pone el foco en Marruecos. Según su cálculos en apenas 10 años han llegado a las casi 500.000 toneladas.

España, por su parte, es el cuarto productor agrario de toda Europa: con un 12% del total. Además es el segundo país con mayor extensión agrícola: con 25 millones de hectáreas. 

Y aquí Castilla-La Mancha tiene mucho peso: es la comunidad que más cantidad de vino exporta: el 53% del vino de todo el país. Francia es el primer destino, pero también se llega a destinos tan lejanos, como China. 

Por eso, los expertos también avisan, un excesivo proteccionismo de entrada también podría perjudicar nuestras ventas en el exterior.