Diario del coronavirus, 29 de julio de 2020: comienza la peregrinación a la Meca más reducida
Poco más de mil personas residentes en Arabia Saudí esperan en la ciudad santa de La Meca y sus alrededores el arranque de la gran peregrinación anual o "hach", en medio de estrictas medidas frente al coronavirus, que este año ha limitado el gran evento que suele reunir a más de dos millones de fieles.
A causa de la pandemia, las autoridades saudíes han dado permiso para realizar la peregrinación a poco más de mil personas que residen en Arabia Saudí, el 30 % de ellos nacionales y el 70 % restante de otras 160 nacionalidades pero residentes en el país.
Además, todos los ciudadanos saudíes que realizarán la peregrinación son profesionales sanitarios, que han sido premiados de esta forma por su labor en la lucha contra la Covid-19, que a día de hoy ha causado casi 270.000 contagios y 2.760 muertes en el reino.
El jefe del Comité de Seguridad del hach, Jaled bin Qarar al Harbi, confirmó este martes que todas las fuerzas se encuentran preparadas desde el 6 de julio para garantizar la seguridad de los peregrinos y asegurar que entren a los lugares sagrados sólo los autorizados.
Al Harbi señaló que esta peregrinación es "excepcional en todas sus fases", para garantizar la seguridad tanto de los que sirven a los peregrinos como de los propios visitantes.
Además, afirmó que el reino cuenta con "una preparación completa y suficiente experiencia" para gestionar el ritual en estas circunstancias, "con facilidad y comodidad" para los fieles.
Los pocos peregrinos afortunados han ido llegando en las últimas semanas a los hoteles de la zona y se han sometido a pruebas médicas y a una cuarentena obligatoria antes del comienzo del hach este miércoles.
Además, cada uno tiene que portar un brazalete electrónico que garantiza el cumplimiento de la cuarentena antes de participar en los rituales junto a los demás fieles.
Este año, tampoco habrá peregrinos VIP, ya que ningún representante gubernamental saudí realizará la gran peregrinación a La Meca, como suelen hacerlo tanto los altos cargos del reino como de otros países musulmanes.
Cientos de trabajadores están encargados de la limpieza de las instalaciones, repartidos en varios turnos, para que los lugares sagrados estén siempre esterilizados y libres de residuos.
En el ritual que conlleva el lanzamiento de guijarros contra tres columnas que representan las tentaciones del diablo, las piedras serán recogidas para que nadie entre en contacto con ellas después de haber sido tocadas por los peregrinos.
Asimismo, las autoridades han establecido mecanismos para mantener la distancia social en cada parada donde se realizan los rituales, a lo largo de más de tres días, en los que los peregrinos pernoctan en la zona.
El Ministerio de Salud saudí ha dispuesto cinco clínicas móviles que acompañarán a los fieles en todo momento y que ofrecerán test rápidos de coronavirus y otros servicios sanitarios, así como una farmacia.
Todos los años, los servicios de emergencia atienden a los peregrinos que sufren algún malestar, por enfermedades, el cansancio, las altas temperaturas o por su avanzada edad.
La peregrinación a La Meca es uno de los cinco pilares del islam, que todo musulmán debe realizar al menos una vez en la vida si sus condiciones de salud y financieras se lo permiten.
Anteriormente el multitudinario ritual se ha visto afectado por otras epidemias, como en 2014 cuando un brote de ébola en África Occidental hizo que se prohibiera la entrada a peregrinos procedentes de Liberia, Guinea Conakry y Sierra Leona, entre otros, y los musulmanes de la República Democrática del Congo fueron vetados hasta el año pasado como precaución.
EFE