Las familias de dos asesinados durante el franquismo en Guadalajara reciben sus restos identificados
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) han entregado a las familias de Emiliano Cobos y Justo Palomo los restos exhumados en un fosa de estos dos afiliados a la UGT, que fueron asesinados por las autoridades franquistas después de haber sido sometidos a supuestos juicios y condenados a muerte.
Ambos fueron acusados de “adhesión a la rebelión”, con "ese lenguaje de las autoridades golpistas en las que acusaban a quienes defendían el gobierno legal de la República de haberse rebelado contra el orden establecido", ha señalado la asociación.
Emiliano Cobos
Emiliano Cobos nació en 1907, en Moratilla de los Meleros (Guadalajara), y residía en Loranca de Tajuña donde trabajaba como jornalero, afiliado al sindicato UGT; durante la guerra fue presidente de UGT y de la Junta de Incautación de la localidad.
Fue detenido en abril de 1939 y el día 22 de septiembre de ese mismo año, mediante el juicio sumarísimo nº 819/39, fue condenado a muerte, acusado de “adhesión a la rebelión con la concurrencia de las circunstancias agravantes de perversidad social, daños causados al estado y particulares y mayor trascendencia de los hechos ejecutados”.
El día 24 de febrero de 1940 , con 33 años, fue ejecutado en un lugar denominado “La Rambla”, cerca del cementerio de Guadalajara y, según el sumario, enterrado en el patio 4, fosa 3 del Cementerio Civil de Guadalajara.
Justo Palomo
Justo Palomo era natural de Sacedón (Guadalajara), trabajaba como labrador, estaba afiliado a la UGT y era teniente del Ejército Popular de la República.
Fue detenido y comenzó la condena el 27 de noviembre de 1939, siendo condenado a muerte, asesinado y arrojado a una fosa común en el Cementerio Municipal de Guadalajara el 6 de abril de 1940, a los 34 años.
La ARMH ha llevado a cabo la investigación, las labores de exhumación y las de identificación genética con sus propios recursos, ya que no solicita subvenciones para la búsqueda de desaparecidos porque considera que los derechos humanos deben estar garantizados y no son subvencionables, porque eso obliga a grupos de familiares a competir a ver quién obtiene los limitados recursos.
EFE