Las singulares características de las tamboradas de Hellín y Tobarra, Patrimonio de la Humanidad

Hellín y Tobarra arrancan sus rugidos tambolireros con más de 30.000 tambores que inundarán desde la tarde de este Miércoles Santo las calles de ambos municipios, una tradición que desde 2018 está declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Familias enteras y peñas saldrán a las calles sin más orden que tocar sin descanso tal y como han aprendido generación tras generación y, mientras las procesiones empiezan sus solemnes desfiles.

Diferencias entre las tamboradas de Hellín y Tobarra

Municipios que están unidos por la tradición pero que cuentan con sutiles diferencias. La más destacada, mientras que en Hellín se silencia los tambores durante la celebración de las procesiones, en Tobarra tocan ininterrumpidamente 104 horas, desde la tarde del Miércoles Santo hasta las 12 de la noche del Domingo de Resurrección.

El color de las túnicas es otra de las características que no comparten. Las de Hellín, túnicas negras con pañuelo rojo. De distintos colores en Tobarra, con predominio del morado, porque cada tambolirero luce la de la cofradía a la que pertenece.

Eso sí ambos pueblos, separados por 11 kilómetros, coinciden el Domingo de Resurrección, a las 12 de la noche, en el monumento al tambor de Tobarra, donde en una reciente tradición, tocan y callan, al unísono, hasta la próxima Semana Santa.

Similitudes y diferencias que han detallado en Radio Castilla-La Mancha la hellinera y presentadora de CMM, Gloria Santoro y Guillermo Paterna, cronista oficial de Tobarra.

Los dos municipios tienen la certeza de que las tamboradas no han callado desde finales del siglo XIX.

Tamborada de Hellín

El presidente de la Asociación de Peñas y Tamborileros de Hellín, José Luis Jiménez, ha explica a EFE que esta tradición se remonta al siglo XVIII, cuando los tambores llegaron a las procesiones hellineras de la mano de los Tercios de Flandes, de ahí que los toques fueran en sus inicios militares.

"Pero llegó un momento en el que se les prohibió tocar en las procesiones, lo que provocó un acto de rebeldía del pueblo, que salió a la calle con sus tambores", explica Jiménez.

Según los cálculos de Jiménez, Hellín reunirá este miércoles a más de 25.000 tambores en su punto álgido, para los que pide un negro riguroso que sea fiel a una tradición.

Tamborada de Tobarra

En Tobarra, el cronista oficial de la Villa, Guillermo Paterna, no se atreve a sellar ese inicio, pero coincide en que las tamboradas fueron un acto de rebeldía de ambos pueblos ante la solemnidad que exigían los desfiles religiosos y la expulsión de estos aficionados.

Desde el Miércoles Santo por la tarde y hasta las doce de la noche del Domingo de Resurrección, los tambores salen a las calles cómo y cuándo quieren para que el pueblo no recupere el silencio durante cuatro días.

En total, en Tobarra se reúnen más de 7.000 tambores en las calles de un pueblo que no llega a los 8.000 habitantes.