130 kilómetros a pie desde Balsa de Ves a Pozuelo para protestar contra las macrogranjas de cerdos
La Asociación para la Conservación de los Ecosistemas de La Manchuela (Acem) ha realizado una marcha a pie de 130 kilómetros entre Balsa de Ves y Pozuelo (Albacete) para protestar contra la instalación de macrogranjas de cerdos en Castilla-La Mancha. Hemos acompañado a sus miembros durante la marcha y nos han contado sus reivindicaciones.
Bajo el lema "Ama a la madre tierra y a todas sus criaturas. No a las macrogranjas", han realizado su XI marcha a pie de 130 kilómetros con el apoyo de burros desde Balsa de Ves hasta el municipio de Pozuelo.
Según la asociación, algunos proyectos de macrogranjas de porcino no han sido autorizados como los de Pozuelo y Montealegre del Castillo en la provincia de Albacete; Campillo de Altobuey, Retamoso, Saelices y Torrejoncillo del Rey en la provincia de Cuenca; Gamonal en la provincia de Toledo y Riofrío del Llano, Querencia, Cincovillas, Brihuega y Alustante, en la provincia de Guadalajara.
"La clave ha estado en la organización de las gentes del entorno, que se han movilizado frente a administraciones públicas y empresas que pretenden anteponer los beneficios monetarios a la protección de la vida de las personas y el cuidado de la naturaleza", ha asegurado Acem.
En este sentido, Acem sigue denunciando el impacto ambiental y social de macrogranjas que están en funcionamiento desde hace años en localidades como Balsa de Ves, Bonete y Chinchilla en la provincia de Albacete, en casi 40 municipios de la provincia de Cuenca y en otros muchos del resto de la región.
Precisamente hoy, también se ha convocado en Cardenete (Cuenca) una concentración pacífica contra la ganadería intensiva.
Consecuencias de las macrogranjas de cerdos
La Asociación explica que las macrogranjas de porcino tienen un gran impacto ambiental y social tanto global como en el territorio donde se ubican por contaminación del aire, el suelo y el agua por purines, agravamiento del cambio climático por emisión de gases de efecto invernadero, muy escasa generación de empleo precario o mayores riesgos para la salud de las personas, entre otras.
Además, manifiestan que este modelo de ganadería intensiva "es absolutamente insostenible ambientalmente, además de incompatible con la dignidad y el bienestar animal". Por ello, afirman que "de llevarse a cabo supondrá la sentencia de muerte para comarcas que ya están fuertemente deprimidas, sumidas en una despoblación galopante".