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CMM acerca nuevas historias de los que cambiaron el asfalto por los pueblos pequeños de la región
“Yo me quedo aquí” estrena su cuarta temporada el miércoles a las 22:30 horas.
Un docu-show con carácter de servicio público que es además un alegato contra la despoblación.
Un viaje por los pueblos de Castilla-La Mancha para conocer a las personas que decidieron un día dejar sus vidas en ciudades como Madrid, Ciudad Real, Zaragoza, Valencia, Manchester, Londres o Sidney por la vida en localidades que no llegan a los 1.000 habitantes.
Administrativo, empresario, veterinario, gestor, militar, oculista o jefe de obra son algunas de las profesiones que desempeñaban los protagonistas de “Yo me quedo aquí” y que un día dejaron todo en busca de tranquilidad, un estilo de vida más saludable, estar en contacto con la naturaleza. Pero también encontrar nuevas posibilidades laborales y de emprendimiento.
Producción de miel ecológica, resinero, montar una clínica veterinaria con UVI móvil para animales, un nuevo supermercado, dos ópticas, un campamento de verano o fomentar el turismo local son algunas de las nuevas profesiones y negocios que han abierto estos aventureros de la vida rural.
Muchos de ellos tomaron la decisión tras la pandemia, otros para hacer realidad sus sueños o tener una mejor calidad de vida para ellos y sus hijos. Historias como la de Ana, víctima de los atentados del 11S de Madrid, quien decidió volver al pueblo de su padre en Canalejas del Arroyo a criar caballos.
La nueva temporada arranca en La Estrella, provincia de Toledo, donde no llegan a las 200 habitantes. En el primero reside Javier, un joven sacerdote granadino cuyo primer destino ha sido como párroco de este pequeño pueblo de la comarca de la Jara. Además de dar la misa en este y otros municipios de alrededor se ha convertido en una ayuda para los vecinos más mayores, a quienes les hace la compra y otros recados.
De ahí a Boniches, en la provincia de Cuenca. Raquel, la protagonista de esta segunda historia volvió a esta localidad de 141 habitantes para criar a sus hijos en el pueblo donde ella creció y donde se hace cargo de la carnicería familiar. Dejó su trabajo como maestra para emprender una nueva vida y continuar el legado de sus padres. En la actualidad elabora embutido de manera tradicional y siguiendo la receta de su abuela, quien abrió el negocio hace 50 años.