El viaje más difícil del Papa, hasta ahora: el de Myanmar
No estaba previsto pero el primer encuentro oficial del Papa Francisco en Birmania, ha sido con el jefe del ejército, el militar responsable de la represión contra la minonía rohinyá. Han sido solo 15 minutos y no ha trascendido el contenido del encuentro. La pequeña comunidad catolica en Birmania había pedido al Pontífice que no mencionará a los rohinyas.
Su mensaje es de paz. El papa Francisco ha llegado a Myanmar con un objetivo: promover el respeto a la diversidad de religiones y de etnias. "Esperemos que sea un viaje de provecho", decía el Pontífice antes de bajar del avión.
Es la primera visita de un papa al país, donde los católicos son una minoría, apenas unos seiscientos mil, menos del 1% de la población. Y su llegada al país cobra especial sentido cuando otra minoría, los musulmanes rohinyá, son víctimas de una limpieza étnica que les ha obligado a huir al vecino Bangladesh.
El cometido del Pontífice es delicado. Se destaca su papel de mediador en esta crisis, pero la propia iglesia local le ha pedido que mida sus expresiones: se ha reunido con el jefe del ejército, reponsable de la persecución de los rohinyá, y esa palabra, rohinyá, se ha convertido en un tabú en ese encuentro y en otros, como el previsto con la líder de Myanamar, Suu Kyi.
Se teme que desate más tensiones, incluso hacia los propios católicos. La etapa final de su viaje será en el país vecino, Bangladesh. Allí sí puede tener un papel más directo: "Le necesitamos para traer la paz", ha dicho un estudiante. Y está confirmado el encuentro del Pontífice con un grupo de rohinyá.