Trump... y luego todos los demás. El G7 escenifica el distanciamiento con EE.UU.
Canadá acoge desde esta tarde de viernes 8 de junio la cumbre del G7. Los líderes de los siete países más industrializados del mundo acuden desganados y enfrentados. El artíficie de este malestar es el presidente estadounidense Donald Trump y sus nuevos aranceles al acero y aluminio.
Ha intentado ahorrarse el mal trago de tener que enfrentarse cara a cara con los aliados, a quienes ha declarado una guerra comercial. Al final, Trump acude a la cumbre solo por unas horas. El tiempo justo para salir en la foto del G7. No estará en las reuniones sobre el cambio climático. Así no tendrá que dar más explicaciones.
El malestar es más que evidente, sobre todo con Francia. Se acabó el romance con el presidente Macron, con quien esta semana Trump ha tenido una agria discusión por teléfono.
"Puede que al presidente de Estados Unidos no le importe quedar aislado, pero al resto tampoco nos importa firmar un acuerdo de seis países", ha afirmado en su cuenta de Twitter el mandatario galo.
The American President may not mind being isolated, but neither do we mind signing a 6 country agreement if need be. Because these 6 countries represent values, they represent an economic market which has the weight of history behind it and which is now a true international force https://t.co/UA86fcjozs
Un argumento que comparte el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anfitrión de la cumbre. Pero no se trata sólo de la guerra comercial. Tras boicotear el acuerdo sobre el cambio climático, el inquilino de la Casa Blanca ha dinamitado el pacto nuclear con Irán y se ha decantado abiertamente a favor de Israel en Oriente Próximo, poniendo a todos sus aliados en graves aprietos.
Con respecto a Rusia, el presidente de EE.UU. había propuesto que se volviera a permitir a Moscú entrar en el G7, algo que la Unión Europea ya ha rechazado. Otro ejemplo del distanciamiento actual.
El único mandatario que de momento aguanta a su lado es el primer ministro japonés, Shinzo Abe, más preocupado por el resultado de la inminente reunión en Singapur entre Trump y el líder norcoreano Kim Jong un.