Las obsesiones de Trump cuando se cumple un año de su mandato
Donald Trump ganó las elecciones hace justo un año, y desde que llegó al poder en Estados Unidos, la escalada de tensión con Corea del Norte parece imparable. No le gusta callarse, no sigue las reglas de la diplomacia. Y no quiere renunciar tampoco a ninguna de sus promesas electorales.
Sin paños caliente maneja Trump la política internacional. Cruce de amenazas con Corea del Norte. Presión a los países del entorno y más sanciones.
Sus obsesiones desde que llegó al gobierno: dar dado un portazo al acuerdo sobre el cambio climático, importan más sus empresas y su gente: Trump distingue muy bien a los de dentro, de los de fuera. A golpe de bolígrafo ha tratado de forzar un giro radical en política migratoria. Dos vetos migratorios a países de mayoría musulmana, que no le salieron bien. Tampoco ha conseguido todavía otra de sus promesas electorales, derogar el "obamacare".
Casi seis de cada diez ciudadanos estadounidenses no lo aprueban. Ha hecho del patriotismo su bandera, y ha dividido a Estados Unidos. También una bomba de humo para desviar la atención de la gran sombra en su gobierno: la trama rusa.
Ha hecho caer a miembros de su gabinete, como Michael Flynn y tiene a otros en la cuerda floja. Los vínculos con el Kremlin se extienden hasta su propio yerno y consejero y la investigación aún dará muchos titulares.