Así se vive en semicuarentena por el coronavirus: relato de un Pekín a medio gas

Se vive en casa, aunque se puede salir a comprar, siempre con mascarilla. Se estudia o se trabaja, si se puede, por Internet, aunque algunos van a sus puestos. Hay metro y autobús, aunque están casi vacíos. Hay coches por las calles, pero muchos menos de lo habitual. Pekín vive desde hace semanas una situación de semicuarentena por el coronavirus: se trata de evitar las grandes aglomeraciones para frenar la propagación del virus fuera de la zona de Hubei, donde hay un aislamiento casi total.

Así se lo cuenta a CMM desde China Alberto Lebrón, investigador en el instituto de Política Económica de la Universidad de Pekín. Este madrileño que lleva una docena de años viviendo en la capital china describe la situación que vive a diario: sólo se sale a estirar las piernas, o a hacer compras básicas. La entrada o salida de todos los bloques de viviendas está controlada. No puede entrar nadie que no tenga el documento que acredita que vive allí. Se mide la temperatura a la entrada y a la salida.

En la Universidad les han notificado que no habrá clases presenciales este semestre, una situación similar al del resto de la educación en el país.

Algunos van a trabajar

Hay gente que va a trabajar, sobre todo "los que tienen negocios que podrían quebrar" en caso de seguir cerrados mucho tiempo. Pero la ciudad vive al ralentí, como detenida en el tiempo, "aunque cada vez se ven más coches y gente por la calle".

No hay nada de ocio disponible: ni cines, ni centros comerciales... Todo cerrado. Algunos restaurantes abren, pero la comida es siempre para llevar. La compra también se puede hacer por teléfono, y la entregan a domicilio.

Alberto Lebrón, especializado en economía y comercio internacional, teme por el impacto que toda esta crisis vaya a tener en la economía China y, por tanto, en la global. China es la "fábrica del mundo", y muchos eslabones de la cadena de producción se han roto.