PATRIMONIO
Hallazgo en la catedral de Toledo: aparecen dos pinturas de Juan de Borgoña del siglo XVI
Estaban ocultas desde 1780 ya que se habían instalado dos grandes armarios delante de ellas.
La fortuna ha querido que estas obras de Juan de Borgoña, reconocido pintor del siglo XVI, que llevaban ocultas dos siglos y medio, hayan vuelto a ver la luz.
Los encargados de la restauración de la antesala capitular de la catedral de Toledo no podían sospechar lo que se ocultaba tras los grandes armarios que había en la estancia, uno de ellos instalado en 1780.
Se trata de unas pinturas murales al óleo sobre yeso pintadas en 1511 por Juan de Borgoña, pintor que estaba al servicio de la catedral desde 1495.
La Catedral de Toledo ha explicado las razones que han llevado a este sorprendente hallazgo artístico. Ante la próxima celebración del VIII Centenario del actual templo gótico y con vistas completar la restauración del conjunto de la sala capitular, se decidió continuar la restauración de la puerta de acceso, que pertenecía a la antigua capilla de Santa Isabel, y del llamado zaguán o antesala.
En la actualidad, en ese lugar, adosados a sus muros laterales, se encontraban dos armarios que sirvieron para contener las actas de las reuniones del Cabildo.
El primero de ellos, de madera de nogal, situado en el muro izquierdo, fue construido por el escultor Gregorio Pardo, comenzado en 1549 y acabado en 1551, y el otro, imitando al anterior, en el muro derecho, fue realizado por Gregorio López Durango en 1780.
Conforme a las pautas de restauración, el proyecto incluye el traslado de este segundo armario para recolocarlo en un nuevo espacio museístico.
Ha sido al desmontar este armario, después de 250 años, cuando han salido a la luz las referidas pinturas murales al óleo sobre yeso, pintadas en 1511 por Juan de Borgoña y sus ayudantes Diego López, Luis de Medina y Alfonso Sánchez.
Estas pinturas constan de tres escenas enmarcadas por pilastras y zócalo. En la central está el escudo del cardenal Cisneros en forma de cabeza de caballo rodeado por dos cornucopias de la abundancia y dos jarrones a ambos lados, uno con clavelinas y el otro con azucenas. Sobre ellos una corona de laurel, el capelo cardenalicio y los cordones de quince borlas sostenido por dos querubines. En ambos laterales, dos escenas de jarrones con árboles frutales sostenidos por tres figuras de niño.
Al finalizar el proceso de restauración, el visitante podrá adentrarse en el zaguán, que se unirá al conjunto de la Sala Capitular.
EFE