Sensibilidad química múltiple: un síndrome poco conocido pero cuya incidencia es cada vez mayor

sensibilidadquimica

Sara Santos Beato
Seguir al autor

Puede afectar a cualquiera pero pocos conocen este síndrome que se llama sensibilidad química múltiple. Los afectados no toleran el contacto con sustancias químicas artificiales. El simple olor de un perfume, el uso de un champú o de un ambientador pueden hacer que su cuerpo reaccione de maneras diferentes. No hay tratamiento pero si alternativas para mejorar.

Se calcula que puede afectar a entre un 5 y un 15% de la población, aunque no existe una prueba concreta que diagnostique la sensibilidad química múltiple. Es un síndrome poco conocido, pero su incidencia es cada vez mayor. Quiénes la padecen no pueden estar en contacto con sustancias químicas artificiales presentes en productos tan normalizados como un simple ambientador.

Los afectados no toleran sustancias químicas sintéticas que pululan por nuestro medio ambiente y su cuerpo reacciona de maneras muy distintas.

"Desde que tenía 18 o 20 años, empecé con las alergias. Alergias al polen, como una gripe, a moquear, estornudar, dolores de cabeza..." explica Carmen Sánchez, una mujer afectada por sensibilidad química múltiple sobre sus síntomas.

A la mayoría no parece afectarles, pero estamos hablando de que algo tan habitual como el olor de una colonia, un champú o un ambientador puede truncar el día a día de una persona como Carmen.

"Para mí lo peor es el ambientador, lo que vaya al aire, que no pueda yo respirar" recalca Carmen. Los grados de afección de esta sensibilidad van del 1 al 4. En los casos más extremos, los afectados viven como 'personas burbuja' en sus casas, aislados.

No existe un tratamiento, pero sí hay múltiples alternativas para sustituir los productos que despiertan la sensibilidad química múltiple. Carmen explica que "hay cosas que se pueden usar que están presentes en la Naturaleza, en la cocina, simplemente". Carmen se hace su propio desodorante con bicarbonato y aceite de coco.

La clave es cambiar de hábitos, tanto el afectado como su entorno, aunque no es tan sencillo como suena. "Es muy duro" dice Carmen, porque "no te entienden, no te comprenden y se lo dices y siguen sin entenderlo".

Un cambio de hábitos, cuando es a mejor, no supone ningún tipo de derrota.

Temas