Agricultura amplía la zona de prevención de la enfermedad "Lengua Azul" a Toledo, Cuidad Real y Albacete

Tras confirmarse los últimos casos de Lengua Azul (LA) en Castilla-La Mancha, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación va a ampliar la zona de prevención para el serotipo 4 incorporando la totalidad de las provincias de Toledo y Ciudad Real, así como la de Albacete.

Pasan ya a ser tres las provincias de la región donde se refuerza la vigilancia pasiva y la vacunación obligatoria para todos los animales mayores de tres meses de edad de las especies ovina y bovina.

Se da un plazo hasta el 5 de noviembre para poder mover animales siempre que hayan sido protegidos de los vectores y tengan una PCR negativa mínimo 14 días antes de la carga. Para movimientos directos a sacrificio, se podrán realizar con la desinsectación del camión, según lo recoge el BOE.

Además, se va a establecer una nueva zona de vacunación voluntaria que incluirá las comarcas ganaderas de Belmonte, San Clemente, Villares del Saz y Motilla del Palancar, en la provincia de Cuenca.

La lengua azul es una enfermedad vírica de carácter infeccioso no contagioso y que está emparentada con la hemorrágica epizoótica, que también se transmite a través de un mosquito, Culicoides, pero para la que sí existe una vacuna.

Más información sobre la EHE

La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Castilla-La Mancha ha reclamado más información e indemnizaciones por la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) que afecta, sobre todo, a las explotaciones de ganado vacuno y poblaciones de ciervos.

La organización agraria ha informado de que ha solicitado a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural "mayor información y transparencia", dada la "enorme preocupación" de los ganaderos por conocer el alcance de esta enfermedad y la necesidad de que establezca un protocolo de actuación.

Asimismo, Asaja ha remarcado que esta enfermedad transmitida por un mosquito del género culicoides no afecta al ser humano, pero produce una clínica moderada y autolimitante en el ganado vacuno (fiebre, anorexia, disfagia, emaciación, estomatitis ulcerosa, cojera, dificultad respiratoria y eritema de la ubre), llegando a producir la muerte en algunos casos.

En este sentido, ha indicado que para detectar la enfermedad, los ganaderos se ven obligados a revisar a diario el ganado, realizar tareas de fumigación y aislar a los animales que tienen síntomas, lo que conlleva un aumento de los gastos inherentes a su alimentación, en los casos de las ganaderías en extensivo.

Asaja también ha advertido de que todo este manejo de la ganadería conlleva unos gastos adicionales en personal, así como en medicamentos y en productos de desinfección y desinsección.

A todo ello se suman los animales que mueren por la enfermedad (la media es de cinco animales por explotación además de los abortos) y, en este punto, ha apuntado que no se pueden prever las consecuencias de esta enfermedad en la paridera del año que viene, ya que el animal que pasa la enfermedad se queda muy débil y el que no, está sujeto a un estrés adicional en plena cubrición.

Indemnización para asumir los sobrecostes

De esta manera, Asaja ha solicitado a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural un protocolo de actuación que incluya indemnizaciones para los ganaderos afectados y para las explotaciones agropecuarias cinegéticas, así como una mayor flexibilización en la medicación de estos animales para evitar una mayor mortandad.

Además, Asaja ha hecho un llamamiento a la responsabilidad del sector y ha recomendado a los ganaderos la comunicación inmediata a los servicios veterinarios oficiales de cualquier sospecha de la enfermedad en las especies susceptibles, y adoptar desde el primer momento medidas de desinsectación en animales e instalaciones como sistema de lucha contra el vector.